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Seven o un fascinante, original, arriesgado y genialmente realizado thriller de manual

Seven:

Año de estreno: 1995
Otras películas interesantes estrenadas ese mismo año: "Braveheart", "Toy Story", "Jumanji"
Póster:



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Vuelvo, después de un tiempo más que considerable (casi 3 meses, perdonadme) a analizar una película. ¿Y qué mejor manera de volver al ámbito cinematográfico con un peliculón que he descubierto muy recientemente y que se ha vuelto una de mis filmes favoritos como es "Seven"?

Crítica:

Corría el año 95 y David Fincher (el director que posteriormente dirigiría, entre otra, la aclamada "El club de la Lucha" que a estas alturas casi puede considerarse una película de culto) solo había dirigido la segunda secuela de la saga "Alien" en la que se veía algo de su estilo pero con la que no había llegado a pegar el pelotazo. En un año en el que el también thriller "Sospechosos habituales" había atraído todas las miradas, Fincher decidió hacer la más difícil todavía y arrebatarle el trono a Bryan Singer estrenando esta película que cosechó opiniones diversas pero que, sin lugar a dudas, deja una marca imborrable en cualquiera que se atreva a vivir esta total experiencia cinematográfica.

En las primeras escenas se nos presenta a los dos protagonistas de la película: a un detective de homicidios experimentado y cascarrabias, llamado William Somerset (interpretado por Morgan Freeman que parece que no ha envejecido prácticamente nada desde el año 95) y un ex-policía recientemente transferido al cuerpo de detectives bastante mas joven e impulsivo llamado David Mills (interpretado por un muy jovencito Brad Pitt por el que sí se nota el paso del tiempo). Mills acaba de mudarse a la ciudad (de la que, por cierto, nunca se menciona el nombre) y vive en un cuchitril bastante desastroso en la que el paso del tren desencadena traqueteos ciertamente molestos junto con su joven esposa, Tracy (interpretada por la versión jovencita de Gwyneth Paltrow). Después de un par de casos aislados, Somerset y Mills tienen que investigar la muerte de un obeso crónico que fue asesinado al ser amenazado a golpe de pistola a comer hasta morir. La primera escena traumatizante de la película la constituye la escena del crimen del primer asesinato que se ve potenciada por el sitio donde vivía el hombre en cuestión, un piso (si se le podía llamar así) caótico, desordenado y sucio de la ciudad desconocida. Sin dar al espectador tiempo ni para respirar, Fincher salta al siguiente asesinato en el que las cosas se ponen más tétricas y grotescas todavía. Resulta que, inspirándose en la obra clásica de Shakespeare "El Mercader de Venecia" (que, por cierto, aprovecho para recomendar), un hombre es obligado (por el que es aparentemente el mismo asesino) a punta de pistola a cortar una libra de carne de su propio cuerpo, muriendo en el proceso (en este caso la escena traumatizante se la tiene que imaginar el público, pero no por eso pierde poder de impresión). Es en este punto de la película en el que las escenas y las ideas grotescas y desasosegantes que pueblan esta película pasan de repugnarnos a fascinarnos irremediablemente y caemos rendidos ante las ideas sádicas, pero tan imaginativas (lo que podríamos calificar gore con buen gusto, en vez del que usa cierta saga de cierto muñequito en un triciclo) elucubradas por la mente enferma del asesino y de los guionistas de la película y en la habilidad de Fincher para filmarlas.

En la casa del último asesinado, los detectives encuentran pistas que les llevan a pensar que el asesino sigue un patrón para matar basado en las personas que para él han cometido alguno de los siete pecados capitales: el primer cuerpo fue castigado por gula, mientras que el segundo responde al crimen de avaricia al ser un abogado muy importante e influyente. Por otro lado, analizan unas huellas encontradas en la escena del crimen que lejos de conducirles al asesino, les llevan a la siguiente víctima, un traficante de drogas y abusador de menores que responde al crimen de pereza y que fue atado a su propia cama y dejado ahí con lo justo para mantenerlo vivo durante UN AÑO ENTERO y que, cuando llegan está tan demacrado que me llegó a recordar a un integrante del ejército de los muertos de la tercera parte de "El señor de los anillos" y que, cuando llegan, despierta en un estado casi de muerte cerebral y que, posteriormente, muere en el hospital sin que los médicos puedan hacer nada. Entre tanto, Somerset mantiene una charla distendida con Tracy en la que le confiesa el poco apego que siente hacia la ciudad en la que viven (que, a pesar de que no dicen el nombre, tiene demasiadas reminiscencias a Nueva York como para que pase inadvertido) y cuando Tracy le confiesa que está embarazada y que todavía no se lo ha dicho a su esposo al estar tan concentrado en detener de una vez al asesino de los pecados capitales. Somerset le dice, anticipando en cierta manera la futura tragedia,  que esa ciudad no es en absoluto un buen lugar para tener un niño y posteriormente va a la biblioteca de la ciudad para intentar encontrar al asesino entre la lista de gente que sacaron habitualmente libros sobre los pecados capitales y, efectivamente, lo acaba encontrando, usando, eso sí, el sobrenombre de John Doe (nombre con el que se nombra en Estados Unidos a las personas desaparecidas o no identificadas). Mills y Somerset intentan ir a detenerlo a su casa. No obstante, Doe (del que no llegamos a ver el rostro) consigue escapar después de una fantástica escena de persecución por todo el edificio con un ritmo endiablado, mucha tensión y mucho estilo, perdonándole la vida a Mills, a quien deja malherido en el suelo.

Sin embargo, Fincher requiere ansiosamente volver a los asesinatos y eso hace. Al espectador, que ya está muy metido en la película con ese misterio y suspense que va creciendo de forma exponencial a lo largo de la misma, los fantásticos diálogos entre Freeman y Pitt que sirven para que notemos las diferencias en la forma de ser de los dos protagonistas y el ritmo perfecto que tiene, le pilla con la guardia baja la especialmente dura siguiente muerte. Resulta que una prostituta (representante de la lujuria) es asesinada por uno de sus clientes que, amenazado por el asesino, tiene que penetrarla con un objeto sadomasoquista con cuchillas (ya os advertí de que os iba a pillar con la guardia baja, definitivamente la mente del asesino y, por ende, del guionista detrás de él, es total y absolutamente despiadada). Poco después, Somerset y Mills se encuentran el ya quinto cuerpo, la víctima de la soberbia, una modelo que, después de que su cara fuese mutilada por el asesino, decide quitarse la vida. Más imágenes traumitazantes para el cuerpo y las mentes de los espectadores y, justo cuando parece imposible que puedan parar a Doe con sólo dos pecados por delante, el susodicho decide entregarse en comisaría, argumentando que quiere ir con Somerset y Mills a recoger los dos cuerpos que quedan (pone como condición ir sólo con ellos dos; si no alegará en el juicio tener locura transitoria, factor que le reduciría muy seriamente la condena). De tal manera que Somerset y Mills se van en coche guiados y acompañados por Doe. Es aquí donde Kevin Spacey saca a relucir todo su talento actoral y consigue que despreciemos totalmente a un personaje que, sin embargo, tiene un algo extrañamente magnético, en escasos minutos. (Vamos a hablar de Kevin Spacey, porque tengo la impresión de que he desatado a la bestia. Sí, soy el primero que es perfectamente consciente de todos los escándalos en los que se ha visto involucrados y realmente espero que cumpla el castigo justo por sus actos, que cambie radicalmente su conducta y que las víctimas afectadas por él sean compensadas de alguna u otra manera, pero considero que lo que hace Kevin Spacey en su vida privada no tiene por qué afectar al trabajo que ha realizado en ésta y otras películas y productos audiovisuales en general; considero que deberíamos separar un poco más la persona de la obra y apreciar el gran trabajo que ha realizado a lo largo de su vida que ha influido para bien a mucha gente, creer en la posibilidad de la redición y, sí, yo rompo una lanza por Spacey en esta película y considero que hace un papelazo, retratando exactamente al hombre despreciable y frío que teníamos en la cabeza durante toda la película en sus 10 minutos finales).

El caso es que Doe les manda parar en un descampado en el que parecer no haber nada. Somerset y Mills no se fían y deciden mantenerlo vigilado a punta de pistola. Es en este momento en el que vienen los dos grandes plot-twists de la película que constituyen uno de los mejores finales de película que he visto nunca. Y es que en ese momento llega un repartidor diciendo que tiene que entregar un paquete para John Doe. Somerset va a investigar el paquete en cuestión (mientras que el espectador muere de hype e intriga) y, cuando lo abre, desenvuelve la tragedia: Tracy, la mujer de Mills es el sexto cuerpo y en su paquete iba su cabeza cortada (resulta que Tracy tenía envidia de su marido y al cabr*n de Doe no le bastó nada más para convertirla en el sexto pecado capital). Mills, desesperado por la muerte de Tracy y por el hecho de que su bebé (del que, recordemos, no era consciente de su existencia hasta ese momento) haya sido también sacrificado, se convierte en un animal irracional e iracundo que no puede convertirse y mata a John Doe, convirtiéndose así en el último pecado capital, la ira, y haciendo así que el asesino gane, al conseguir arruinar la vida de siete personas totalmente diferentes y cuyo único lazo de unión es el haber pecado alguna vez. WOW, QUÉ FINAL. Luego hacen la frase de Hemingway y la despedida de Morgan Freeman y ya el público respira aliviado, fascinado y extasiado por todo lo que acaba de presenciar en apenas 2 horas y 10 de película. Y es que, quizás, la enseñanza de la película sea esa: que en muchas ocasiones no ganan ni los buenos ni los justos, que (ojo cuidado) no siempre son lo mismo y que siempre hay presente en la humanidad un gen, una pizca de pura maldad que puede hacer a cualquiera un asesino despiadado que, sin embargo, lucha por lo que a él le parece justo.

Resumiendo, esta es una película totalmente inclusiva en la que la intriga, el suspense y la angustia van creciendo en el espectador por momentos mientras presencia un círculo vicioso y atrapante en el que cada muerte es más grotesca, despiadada y cruelmente imaginativa que la anterior. Si añadimos a esto unos personajes muy interesantes para explorar, un reparto con un talento gigantesco por parte de los cuatro personajes principales, unas imágenes y unas escenas totalmente revolucionarias e impactantes que no van a abandonar tu mente, una escena de acción muy emocionante y un guión prácticamente perfecto que lleva a un final absolutamente demencial en el que la mente del espectador explota definitavamente; nos queda un peliculón con todas las letras que impulsó los nombres de todos los implicados en esta cinta al primer plano cinematográfico que siguen ostentando a día de hoy. Es un thriller tan perfecto que da toda la sensación de que tiene que estar basado en un libro o una obra previa; un sólo guionista, cuatro actores y un director (sin olvidarme también de todo el equipo técnico) no pueden hacer de la nada esta obra maestra y, sin embargo, compruebas atónito que no, que se puede hacer una película perfecta totalmente desde cero. ¿A qué esperáis para dejaros atrapar por este insano pero maravilloso thriller que es, para mí y para muchos, una obra maestra?

Nota: 10/10

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