El prisionero de Azkaban y el cáliz de fuego o estudiando el antiguo y el nuevo mundo mágico de J.K. Rowling (II)
Harry Potter y el prisionero de Azkaban y Harry Potter y el cáliz de fuego:
Títulos originales: Harry Potter and the Prisoner of Azkaban; Harry Potter and the Goblet of Fire
Años de estrenos: 2004, 2005
Otras películas interesantes estrenadas esos años: Los chicos del coro, Olvídate de mí (Eternal Sunshine of the Spotless Mind), Hellboy, Zombies Party (Shaun of the Dead), Spider-Man 2, El bosque, Los increíbles, El castillo ambulante, Star Wars: La venganza de los Sith, Madagascar, Batman Begins, La novia cadáver, Wallace y Gromit, King Kong, Brokeback Mountain, Memorias de una geisha
Pósters:
Crítica:
La que voy a analizar a continuación es una época muy interesante de la saga de Harry Potter en la gran pantalla. Las anteriores películas de Chris Columbus habían sido un gran éxito pero la Warner tuvo que hacer frente al abandono del proyecto por parte de Columbus y tuvo que hacer ciertos cambios en el equipo en general hasta llegar a las películas de David Yates (que es, hasta hoy, el director de todos los proyectos relacionados con este mundo mágico de J.K. Rowling. Son años de cambios, tanto en Warner como en Hogwarts. ¿Cómo habrá salido todo? Vamos a averiguarlo.
El prisionero de Azkaban:
La producción de esta película se tomó cierto tiempo con respecto a la fecha de salida de su predecesora, en concreto hasta unos atípicos principios de junio de 2004. Novedad evidente en la silla del director con un todavía principiante Alfonso Cuarón (Hijos de los hombres o Gravity todavía tardarán tiempo en salir), pero el resto del equipo no había sufrido todavía grandes cambios. Bueno, pues vamos al meollo. El principio de esta película es un poco caótico (no lo digo necesariamente en el mal sentido, ya que es un reflejo de los sentimientos encontrados del protagonista, pero digamos que el hilarante autobús en el que tiene la [mala] suerte de montarse Harry es una representación exacta del estado actual de la película). Harry se va de casa y, por el camino, se encuentra con una especie de perro gigante algo espeluznante y con la noticia de que un peligroso criminal, Sirius Black se ha escapado de la prisión de Azkaban y aparamente va detrás de él. Así, Harry va a tener que enfrentarse a sus miedos y a su más incipiente soledad con la ayuda de sus amigos y su nuevo profesor de Defensa contra las Artes Oscuras, Remus Lupin que, aparte de ser un gran conocido de sus padres, parece esconder un oscuro secreto... Una cosa que llama la atención de primeras de esta película es que es oscura, es muy gótica y no tiene problema alguno en serlo; de hecho, se maneja de maravilla en estos terrenos. Ya desde la escena del perrete se ve venir esta tendencia que se confirma totalmente con la escena del dementor en el tren (los dementores son los guardianes de Azkaban son los guardianes, unas criaturas capaces de absorber toda la felicidad y esperanza de una persona en cuestión de segundos). Lo cierto es que los dementores son terroríficos y van a atormentar a Harry durante toda la película, constituyendo su mayor miedo. Y es que la película lo hace muy bien presentándonos a un Harry Potter solo y, lo más importante, desprotegido. Esto va a causar varias cosas: primero, su acercamiento a Fred y George (mientras que sus compañeros están en unas excursiones a las cuales él no se puede apuntar ya que, por muy triste que suene, no tiene a nadie que le firme las autorizaciones), que le darán un objeto que va a condicionar bastante la película y el que se sienta arropado por Lupin que, al sentirse culpable por la falta de los padres de Harry, decide actuar como una especie de mentor fraternal muy interesante (de verdad que entre lo bien actuado y lo bien escrito que está, hace de calle el mejor personaje de la película; además, está muy bien conseguido esta lucha interna que tiene cuando le pasa lo que le pasa en ciertas noches). A pesar de la profundidad de los temas que trata, el ritmo de la película es bueno y casi parece que acaba a la mitad de la misma cuando varios personajes se acaban enfrentando en una casa dominada por el tono oscuro que empapa la peli. Aquí se nos introducen dos personajes: cierto animalucho cobarde y rastrero absolutamente odioso y Sirius Black, que no es absolutamente lo que parece. Por cierto, adivinad quién hace a Sirius: Gary Oldman! Siempre me ha encantado ese hombre y cómo actúa y aquí no es una excepción: Sirius aparece como en una cuarta parte de la película y se la roba, totalmente. Desborda carisma y es absolutamente magnético y encantador. Bueno, pues resulta que al final de la película todo sale mal. ¿Y cuál es la solución lógica? [Minispoiler] ¡Viajes en el tiempo! Por si ya la película no era lo suficientemente genial, vamos a retorcerla y repetirla, pero añadiéndole más tensión. Salvemos a la criatura más adorable del universo ([minispoiler] que alguien quiera matar a ese pobre animal me sigue pareciendo inexplicable) y hagamos movidas paradójicas (lo peor de todo es que están muy bien resueltas, han sabido salir del berenjenal bastante airosos [puede que venga esto de la novela de Rowling, pero cuando algo me encanta lo digo]. Un final precioso y muy esperanzador el de esta película, por cierto. Por último, hacer una mención especial a lo absolutamente genial grabada que está la cinta (si os interesa saber más del tema os recomiendo ver el vídeo de Scarlew Harzac de los cambios de cámara en esta película) y lo fantásticos que resultan los últimos coletazos de la banda sonora de Williams. No era nada fácil el trabajo que tenía Cuarón con esta película. Y es que el j*dido lo ha bordado. Cambian muchas cosas con respecto a las anteriores, pero una vez que se acostumbra uno a la novedad la película te absorbe cual dementor furibundo. Bien sea por los geniales personajes, por las brillantes actuaciones, por lo bien hecha que está, por lo magnético de la oscuridad que crea ella misma y en la que está en su salsa, por las maneras tan buenas que tiene de tratar temas como la soledad o el miedo o por su banda sonora. Una película arriesgada pero maravillosa y con mucha personalidad que te enseña cómo el mejor aliado y el peor enemigo al mismo tiempo eres tú mismo y como la unión siempre hace la fuerza. Total y absolutamente recomendable.
Nota: 9,3/10
El cáliz de fuego:
Bien, aquí empiezan los problemas. Cuarón ya se había ido hace tiempo y el genial John Williams, al frente de la banda sonora hasta ese momento, abandonaba el barco. Nada bueno podía salir de aquí. La Warner sacó esta película con demasiados cambios y muy pronto con respecto al anterior filme para que éstos surgieran efecto. Pues bueno, al final la película salió, apenas un año y medio después de la anterior. Pusieron de compositor a Patrick Doyle (uno de sus últimos trabajos fue en la adaptación de Asesinato en el Orient Express y ahí la verdad es que me gustó bastante; no es mal compositor, pero es probable que palidezca bajo el legado de Williams) y de director a Mike Newell (arriesgada jugada poner de director de Harry Potter al director de la, por otro lado interesante, Cuatro bodas y un funeral; si hay algo que la franquicia no necesita en ese momento es humor inglés pero bueno, cosas de estudios; por lo menos, el humor estará bien [spoiler: NO]. Pues nada, cuarto año de Harry Potter en Hogwarts. Al principio de la película, hay, de hecho, unas escenas muy interesantes en la que se nos presenta qué es un mortífago (un seguidor de cierto mago tenebroso) y se nos muestra su capacidad destructiva en los Mundiales de Quidditch. Un momento, ese de ahí es David Tennant, el Décimo Doctor en persona. Sigamos. Harry llega a Hogwarts y la principal novedad, aparte del nuevo profesor de Defensa contra las Artes Oscuras, es que la escuela va a ser la sede de una importante competición internacional en la que participan una escuela francesa y una de un país del Este (creo que Hungría, pero tampoco lo podría asegurar). De cada una de las escuelas participantes se selecciona un campeón que va a competir en el conocido como el Cáliz de Fuego. Todo parece ir bien pero, oh conflicto, el nombre de Harry sale como cuarto competidor en el Cáliz cuando ni siquiera cuenta con las primaveras suficientes para poder participar en el Torneo de los Tres Magos. De tal manera que Harry tendrá que sobrevivir al torneo mientras se intenta, inútilmente, preparar para el inminente regreso del Señor Tenebroso que mató a sus padres. Bueno, empecemos por lo bueno. Las pruebas del Torneo: ocupan casi la mitad de la película, se ven bien, mantienen la tensión, son imaginativas e involucran elementos diversos de la saga (aunque gran parte del mérito se lo tiene que llevar Rowling por haberlo creado en un primer lugar). Alastor "Ojoloco" Moody, el nuevo (y enésimo) profesor de Defensa contra las Artes Oscuras: un auror (la policía del mundo mágico, detector y cazador de magos oscuros) veterano, pasado de vueltas de todo, cascarrabias pero innegablemente adorable, rebelde pero con estilo; en conclusión, un personaje muy divertido de ver, con clase y con cierto sentido. ¿Lo malo?: EL RESTO. Las actuaciones (quizás no fuesen tan malas pero se me clavó en el corazón como una puñalada lo mal que lo hace David Tennant en esta película [un actor con muchas tablas, lo hemos visto hacer bien de villano en Jessica Jones, por ejemplo]), la banda sonora (como ya vaticiné, tampoco está mal pero se echa demasiado en falta lo de antes), el ritmo (absolutamente arbitrario e irregular) y los personajes (menudo desastre, nen). No me hagáis empezar siquiera con los personajes: ¿os acordáis de cómo, al final de la anterior película, se habían unido más fuertemente de una manera bastante consecuente y natural? Pues olvidaos de esto, porque se van a pasar media película enfurruñados por un estúpido Baile de Invierno de adolescentes hormonados y especialmente atontaos y profesores con nostalgia de tiempos mejores (por cierto, la escena más absolutamente akward que recuerdo; yo estaba el triple de incómodo que Harry y Ron en ese maldito Baile que inclusó consiguió hacer a la diva entre divas Maggie Smith idiota e incómoda). Y, pues eso, conflictos impostados, pocos creíbles que hace que la relación entre los personajes principales en esta película sea nefasta y que encima no sirva para nada porque, gracias a los traumáticos hechos de el final de esta película (por cierto, una escena muy poderosa y legítimamente intimidante) se ven obligados a volver a llevarse bien para enfrentarse a lo sucedido. Por cierto, se me olvidó comentar que en esta película aparece el brillante (no es un halago, todo lo contrario, pero es que literalmente brilla) vampiro de Crepúsculo. Tampoco tiene un papel muy relevante hasta bien entrado el final y lo cierto es que la reacción de su padre está bastante conseguida viendo el nivel actoral que hay en esta película. En fin, ¿cómo digo yo esto? Ni el proyecto ni el director son adecuados. La película empieza y termina bien, pero por el medio se pierde en un desastre de proporciones bíblicas que solo se salva minímamente por las pruebas del Torneo en cuestión (que ocupan más tiempo de pantalla del que deberían) y algún personaje aislado. Thank you, next.
Nota: 7,5/10
Títulos originales: Harry Potter and the Prisoner of Azkaban; Harry Potter and the Goblet of Fire
Años de estrenos: 2004, 2005
Otras películas interesantes estrenadas esos años: Los chicos del coro, Olvídate de mí (Eternal Sunshine of the Spotless Mind), Hellboy, Zombies Party (Shaun of the Dead), Spider-Man 2, El bosque, Los increíbles, El castillo ambulante, Star Wars: La venganza de los Sith, Madagascar, Batman Begins, La novia cadáver, Wallace y Gromit, King Kong, Brokeback Mountain, Memorias de una geisha
Pósters:
Crítica:
La que voy a analizar a continuación es una época muy interesante de la saga de Harry Potter en la gran pantalla. Las anteriores películas de Chris Columbus habían sido un gran éxito pero la Warner tuvo que hacer frente al abandono del proyecto por parte de Columbus y tuvo que hacer ciertos cambios en el equipo en general hasta llegar a las películas de David Yates (que es, hasta hoy, el director de todos los proyectos relacionados con este mundo mágico de J.K. Rowling. Son años de cambios, tanto en Warner como en Hogwarts. ¿Cómo habrá salido todo? Vamos a averiguarlo.
El prisionero de Azkaban:
La producción de esta película se tomó cierto tiempo con respecto a la fecha de salida de su predecesora, en concreto hasta unos atípicos principios de junio de 2004. Novedad evidente en la silla del director con un todavía principiante Alfonso Cuarón (Hijos de los hombres o Gravity todavía tardarán tiempo en salir), pero el resto del equipo no había sufrido todavía grandes cambios. Bueno, pues vamos al meollo. El principio de esta película es un poco caótico (no lo digo necesariamente en el mal sentido, ya que es un reflejo de los sentimientos encontrados del protagonista, pero digamos que el hilarante autobús en el que tiene la [mala] suerte de montarse Harry es una representación exacta del estado actual de la película). Harry se va de casa y, por el camino, se encuentra con una especie de perro gigante algo espeluznante y con la noticia de que un peligroso criminal, Sirius Black se ha escapado de la prisión de Azkaban y aparamente va detrás de él. Así, Harry va a tener que enfrentarse a sus miedos y a su más incipiente soledad con la ayuda de sus amigos y su nuevo profesor de Defensa contra las Artes Oscuras, Remus Lupin que, aparte de ser un gran conocido de sus padres, parece esconder un oscuro secreto... Una cosa que llama la atención de primeras de esta película es que es oscura, es muy gótica y no tiene problema alguno en serlo; de hecho, se maneja de maravilla en estos terrenos. Ya desde la escena del perrete se ve venir esta tendencia que se confirma totalmente con la escena del dementor en el tren (los dementores son los guardianes de Azkaban son los guardianes, unas criaturas capaces de absorber toda la felicidad y esperanza de una persona en cuestión de segundos). Lo cierto es que los dementores son terroríficos y van a atormentar a Harry durante toda la película, constituyendo su mayor miedo. Y es que la película lo hace muy bien presentándonos a un Harry Potter solo y, lo más importante, desprotegido. Esto va a causar varias cosas: primero, su acercamiento a Fred y George (mientras que sus compañeros están en unas excursiones a las cuales él no se puede apuntar ya que, por muy triste que suene, no tiene a nadie que le firme las autorizaciones), que le darán un objeto que va a condicionar bastante la película y el que se sienta arropado por Lupin que, al sentirse culpable por la falta de los padres de Harry, decide actuar como una especie de mentor fraternal muy interesante (de verdad que entre lo bien actuado y lo bien escrito que está, hace de calle el mejor personaje de la película; además, está muy bien conseguido esta lucha interna que tiene cuando le pasa lo que le pasa en ciertas noches). A pesar de la profundidad de los temas que trata, el ritmo de la película es bueno y casi parece que acaba a la mitad de la misma cuando varios personajes se acaban enfrentando en una casa dominada por el tono oscuro que empapa la peli. Aquí se nos introducen dos personajes: cierto animalucho cobarde y rastrero absolutamente odioso y Sirius Black, que no es absolutamente lo que parece. Por cierto, adivinad quién hace a Sirius: Gary Oldman! Siempre me ha encantado ese hombre y cómo actúa y aquí no es una excepción: Sirius aparece como en una cuarta parte de la película y se la roba, totalmente. Desborda carisma y es absolutamente magnético y encantador. Bueno, pues resulta que al final de la película todo sale mal. ¿Y cuál es la solución lógica? [Minispoiler] ¡Viajes en el tiempo! Por si ya la película no era lo suficientemente genial, vamos a retorcerla y repetirla, pero añadiéndole más tensión. Salvemos a la criatura más adorable del universo ([minispoiler] que alguien quiera matar a ese pobre animal me sigue pareciendo inexplicable) y hagamos movidas paradójicas (lo peor de todo es que están muy bien resueltas, han sabido salir del berenjenal bastante airosos [puede que venga esto de la novela de Rowling, pero cuando algo me encanta lo digo]. Un final precioso y muy esperanzador el de esta película, por cierto. Por último, hacer una mención especial a lo absolutamente genial grabada que está la cinta (si os interesa saber más del tema os recomiendo ver el vídeo de Scarlew Harzac de los cambios de cámara en esta película) y lo fantásticos que resultan los últimos coletazos de la banda sonora de Williams. No era nada fácil el trabajo que tenía Cuarón con esta película. Y es que el j*dido lo ha bordado. Cambian muchas cosas con respecto a las anteriores, pero una vez que se acostumbra uno a la novedad la película te absorbe cual dementor furibundo. Bien sea por los geniales personajes, por las brillantes actuaciones, por lo bien hecha que está, por lo magnético de la oscuridad que crea ella misma y en la que está en su salsa, por las maneras tan buenas que tiene de tratar temas como la soledad o el miedo o por su banda sonora. Una película arriesgada pero maravillosa y con mucha personalidad que te enseña cómo el mejor aliado y el peor enemigo al mismo tiempo eres tú mismo y como la unión siempre hace la fuerza. Total y absolutamente recomendable.
Nota: 9,3/10
El cáliz de fuego:
Bien, aquí empiezan los problemas. Cuarón ya se había ido hace tiempo y el genial John Williams, al frente de la banda sonora hasta ese momento, abandonaba el barco. Nada bueno podía salir de aquí. La Warner sacó esta película con demasiados cambios y muy pronto con respecto al anterior filme para que éstos surgieran efecto. Pues bueno, al final la película salió, apenas un año y medio después de la anterior. Pusieron de compositor a Patrick Doyle (uno de sus últimos trabajos fue en la adaptación de Asesinato en el Orient Express y ahí la verdad es que me gustó bastante; no es mal compositor, pero es probable que palidezca bajo el legado de Williams) y de director a Mike Newell (arriesgada jugada poner de director de Harry Potter al director de la, por otro lado interesante, Cuatro bodas y un funeral; si hay algo que la franquicia no necesita en ese momento es humor inglés pero bueno, cosas de estudios; por lo menos, el humor estará bien [spoiler: NO]. Pues nada, cuarto año de Harry Potter en Hogwarts. Al principio de la película, hay, de hecho, unas escenas muy interesantes en la que se nos presenta qué es un mortífago (un seguidor de cierto mago tenebroso) y se nos muestra su capacidad destructiva en los Mundiales de Quidditch. Un momento, ese de ahí es David Tennant, el Décimo Doctor en persona. Sigamos. Harry llega a Hogwarts y la principal novedad, aparte del nuevo profesor de Defensa contra las Artes Oscuras, es que la escuela va a ser la sede de una importante competición internacional en la que participan una escuela francesa y una de un país del Este (creo que Hungría, pero tampoco lo podría asegurar). De cada una de las escuelas participantes se selecciona un campeón que va a competir en el conocido como el Cáliz de Fuego. Todo parece ir bien pero, oh conflicto, el nombre de Harry sale como cuarto competidor en el Cáliz cuando ni siquiera cuenta con las primaveras suficientes para poder participar en el Torneo de los Tres Magos. De tal manera que Harry tendrá que sobrevivir al torneo mientras se intenta, inútilmente, preparar para el inminente regreso del Señor Tenebroso que mató a sus padres. Bueno, empecemos por lo bueno. Las pruebas del Torneo: ocupan casi la mitad de la película, se ven bien, mantienen la tensión, son imaginativas e involucran elementos diversos de la saga (aunque gran parte del mérito se lo tiene que llevar Rowling por haberlo creado en un primer lugar). Alastor "Ojoloco" Moody, el nuevo (y enésimo) profesor de Defensa contra las Artes Oscuras: un auror (la policía del mundo mágico, detector y cazador de magos oscuros) veterano, pasado de vueltas de todo, cascarrabias pero innegablemente adorable, rebelde pero con estilo; en conclusión, un personaje muy divertido de ver, con clase y con cierto sentido. ¿Lo malo?: EL RESTO. Las actuaciones (quizás no fuesen tan malas pero se me clavó en el corazón como una puñalada lo mal que lo hace David Tennant en esta película [un actor con muchas tablas, lo hemos visto hacer bien de villano en Jessica Jones, por ejemplo]), la banda sonora (como ya vaticiné, tampoco está mal pero se echa demasiado en falta lo de antes), el ritmo (absolutamente arbitrario e irregular) y los personajes (menudo desastre, nen). No me hagáis empezar siquiera con los personajes: ¿os acordáis de cómo, al final de la anterior película, se habían unido más fuertemente de una manera bastante consecuente y natural? Pues olvidaos de esto, porque se van a pasar media película enfurruñados por un estúpido Baile de Invierno de adolescentes hormonados y especialmente atontaos y profesores con nostalgia de tiempos mejores (por cierto, la escena más absolutamente akward que recuerdo; yo estaba el triple de incómodo que Harry y Ron en ese maldito Baile que inclusó consiguió hacer a la diva entre divas Maggie Smith idiota e incómoda). Y, pues eso, conflictos impostados, pocos creíbles que hace que la relación entre los personajes principales en esta película sea nefasta y que encima no sirva para nada porque, gracias a los traumáticos hechos de el final de esta película (por cierto, una escena muy poderosa y legítimamente intimidante) se ven obligados a volver a llevarse bien para enfrentarse a lo sucedido. Por cierto, se me olvidó comentar que en esta película aparece el brillante (no es un halago, todo lo contrario, pero es que literalmente brilla) vampiro de Crepúsculo. Tampoco tiene un papel muy relevante hasta bien entrado el final y lo cierto es que la reacción de su padre está bastante conseguida viendo el nivel actoral que hay en esta película. En fin, ¿cómo digo yo esto? Ni el proyecto ni el director son adecuados. La película empieza y termina bien, pero por el medio se pierde en un desastre de proporciones bíblicas que solo se salva minímamente por las pruebas del Torneo en cuestión (que ocupan más tiempo de pantalla del que deberían) y algún personaje aislado. Thank you, next.
Nota: 7,5/10
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