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Las reliquias de la muerte o estudiando el antiguo y el nuevo mundo mágico de J.K. Rowling (IV)

Harry Potter y las Reliquias de la Muerte (Parte 1 y 2):

Títulos originales: Harry Potter and the Deathly Hallows (Parts 1 and 2)
Años de estreno: 2010 y 2011
Otras películas interesantes estrenadas esos años: Toy Story 3, Origen, Shutter Island, Enredados, Cómo entrenar a tu dragón, Rango, El discurso del rey, X-Men: Primera generación, Capitán América: El primer vengador, El origen del planeta de los simios, Sherlock Holmes: Juego de Sombras, Misión imposible: Protocolo fantasma, Millenium: Los hombres que no amaban a las mujeres, Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornio

Pósters:

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Crítica:

¿Qué mejor manera de celebrar el fin de año? Con estas dos películas, se acaba lo antiguo (la saga de Harry Potter) y empieza lo nuevo (la de Animales Fantásticos). Sin dudarlo ni un momento, os deseo un feliz fin de año y un fantástico 2019 lleno de buenos momentos (y, con fortuna, buenas películas). ¿Sin embargo, será tan bueno el final de la saga? Vamos a ver qué han hecho David Yates y compañía en la brutalidad de 4 horas 35 minutos de metraje divididos, para su mejor asimilación en dos partes que se estrenaron en años sucesivos.

Parte 1:

Buenas y malas noticias en el frente. Por un lado, han quitado el compositor poco llamativo de las dos cintas anteriores y han puesto en su lugar al magnífico Alexandre Desplat (gran mejora si me preguntáis a mi). Por otro lado, [minispoiler] en esta película mueren más personajes importantes y no aparece Hogwarts hasta los segundos finales (una pena, la verdad). Pero bueno, empecemos por el principio, ¿no? Pues resulta que nuestros personajes ya se han hecho mayores y [major spoiler], después de la muerte de Dumbledore, tampoco se ven con ganas de ir a Hogwarts para su séptimo y último año de formación mágica. La guerra entre magos luminosos y oscuros se está volviendo bastante cruenta y peligrosa y Harry y Hermione deciden separarse de sus familias muggles para protegerlas. No tardan mucho en llegar los supervivientes de la Orden del Fénix con el deseo de escoltar a Harry de Private Drive hasta la Madriguera, un sitio mucho más seguro. Por el camino, son atacados por mortífagos y se separan y a su llegada a la guarida de los Weasley se hacen evidentes unas bajas notables. Allí se encuentran al hermano mayor de Ron que estaba en Rumanía y a la chica francesa de la cuarta película que, por alguna razón, se han enamorado y quieren casarse ese mismo día (un momento muy oportuno, por supuesto...). Antes de la ceremonia, el nuevo Ministro de Magia les lee [major spoiler] a los tres protagonistas el testamento de Dumbledore, gracias al cual les ha tocado el Desiluminador de la primera película, la snitch dorada que Harry atrapó en la misma cinta y un misterioso libro de cuentos. Una vez que se va el ministro, empieza la boda que no tarda en ser absolutamente devastada por los mortífagos. Los diversos personajes se separan desapareciéndose del lugar. Ahora, Ron, Harry y Hermione están solos ante el peligro. ¿Conseguirán encontrar los horrocruxes para enfrentarse al señor tenebroso de una vez por todas?, ¿Qué es lo que están buscando los mortífagos? y ¿Qué será ese extraño dibujo que está pintado en el libro?... Una cosa que llama la atención de la película es esa condición de fugitivos que tienen los protagonistas, que hace que no paren de moverse de un sitio para otro, lo cual dota a la película de bastante ritmo, pero también hace que esos momentos en los que se paran para hablar las cosas sean tres veces más llamativos. Precisamente, el principio de la película con las despedidas es un momento lento y muy bien hecho y efectivo (ver el drama que sufren los personajes ayuda a comprender sus acciones futuras) y los siguientes minutos son muy activos y dinámicos: desde una escena de persecución con mucha tensión y muy bien conseguida hasta un ataque de los mortífagos angustioso y muy bien rodado, interrumpidos y seguidos por momentos parados, como la lectura del testamento (los objetos pueden parecer poco relevantes, pero todos tienen su importancia) o la pequeña excursión que tienen en Londres (tampoco está mal, por lo menos no aburre y no saca de la cinta y nos revela cosas del pasado de los personajes lo suficientemente interesantes). A continuación, los personajes van a tener que infiltrarse en el Ministerio de Magia a birlar cierto objeto de una persona muy querida y especial. El director aprovecha muy bien lo espacioso que es el Ministerio para firmar, otra vez más, una escena muy dinámica, que se basa en el movimiento a través de todos los ascensores, pasillos y recovecos y que, además, se va centrado en los diferentes personajes de una manera bastante armónica y manejando muy bien la tensión. La escena acaba con una (otra) persecución trepidante y acaban transportado a un bosque con cierto significado emocional para Hermione. Sin embargo, Ron acaba herido y deben quedarse ahí hasta que se recupere, discutiendo de qué hacer con el dichoso objeto. A medida que va pasando el tiempo, ven que los buscan y cada vez cuesta más destruir el cacharro, lo cual hace que Harry y Hermione se acerquen más y Ron se sienta defraudado y ninguneado. Ron no dudará en abandonarlos e ir por su cuenta y aquí es donde empiezan los problemas. A pesar de que ya sabemos cómo los Horrocruxes manejan a las personas (parece ser que tienen una especial fijación con los Weasley, ¿qué le vamos a hacer?) y que no está mal construido tampoco, esta parte no me gusta. Me saca de la cinta, me parece demasiado trágica y tampoco va a significar nada en la trama más que probablemente querer más a Ron cuando vuelva, arrepentido. Y es que uno de los problemas de la película es que hay momentos tan oscuros, tan trágicos que son poco creíbles y sacan de la película. Entiendo que es el gran final trágico, pero tampoco hay que pasarse y se agradecería un equilibrio mejor manejado entre momentos bonitos y momentos tristes. Pero bueno, sigamos. Harry y Hermione siguen por su cuenta la búsqueda de Horrocruxes, que les lleva otra vez a Godric`s Hollow con el fin de hablar con una experta en historia para que les ilumine el camino. ¿Os acordáis de lo que dije en la anterior película sobre este sitio: la atmósfera cargada de un pueblo fantasma? Bien, pues sumadle drama familiar y un poco de terror y tendréis más o menos la gran escena que Yates se marca en esta pequeña localidad. Os puedo asegurar que todavía me acordaba de cuando vi esta escena por primera vez hace unos cinco años, llena de tensión, muy bien grabada y absolutamente memorable e impactante. Bueno, pues después de esto vuelven a ir a un sitio distinto (un acantilado o algo parecido), Harry encuentra la espada de Gryffindor de la segunda peli en un lago helado y es rescatado de una muerte casi segura por Ronald Weasley, que vuelve con ellos después de un tiempo de reflexión y encima consigue destruir el horrocrux de una vez por todas. Con un horrocrux menos y un apoyo más, van a ver a Xenophilius Lovegood, el padre de Luna, que creen que puede saber algo del símbolo del libro de cuentos. Este hombre decide contarles la historia de los tres hermanos y Las Reliquias de la Muerte, algo incómodo. Esta escena es la leche, porque tomaron la decisión de representar esta historia en la película con algo indudablemente bello, que parece un teatro de sombras chinescas y que es todo un espectáculo, a decir verdad. Al final, resulta que Lovegood estaba tan nervioso porque había sido forzado por los mortífagos a entregar a todo el que pasara por allí como prisionero y, efectivamente, los tres acaban encerrados en la mansión de los Malfoy, ahora gobernada por Bellatrix y Colagusano en lo que es, a grandes rasgos, el final de la película; uno oscuro, que da esperanzas y las quita al mismo tiempo y que sólo acaba bien a medias pero, eso sí, con mucha magia y (vamos a admitirlo) un poco de inconsistencia del guión (este es el otro gran problema de la película, que a veces el guión pierde un poco el sentido para darle la victoria a los protagonistas, pero tampoco nada especialmente grave). Resumiendo, nos encontramos ante una primera parte del desenlace que funciona, y mucho, cuando se centra en el dinanismo de la trama y los personajes, con grandes escenas de persecuciones, infiltraciones y emboscadas; que se sumerge casi por completo en una oscuridad y una tragedia que unas veces beneficia y otras perjudica y que está juntada con un guión increíblemente conveniente en ocasiones que, aún así, no consigue hacer sombra ni a lo bien grabada que está (con escenas de impresión) ni a lo tremendamente trepidantes que son los últimos pasos de nuestro equipo de magos favorito antes del gran e inevitable enfrentamiento.

Nota: 8,5/10

Parte 2:

Voldemort ha conseguido una de las tres Reliquias de la Muerte tras hablar con Gellert Grindlewald, que será importante más adelante, y profanar [major spoiler] la tumba de Dumbledore y va tras Harry y los demás que, después de conseguir abandonar la mansión Malfoy y enterrar al soldado caído en la playa en una escena muy bonita de la anterior película, se dirigen hacia Gringotts para conseguir otro Horrocrux con la ayuda de un enano que había encerrado en dicha casa. Todo va bien hasta que, una vez llegan a la cámara correspondiente, tienen que hacer frente a una maldición que multiplica los objetos al tocarlos y el enano les traiciona, dejándoles a su suerte y sin la espada de Gryffindor. Al final consiguen salir de allí con la ayuda de un dragón que guardaba la seguridad del sitio pero que estaba tremenda y terriblemente maltratado. Después de un viaje a lomos del dragón, Harry tiene una visión de estas que comparte con el Señor Tenebroso y se da cuenta de que van a tener que volver a Hogwarts para conseguir destruir los Horrocruxes que quedan y enfrentarse a Voldemort en un duelo decisivo que va a cambiar para siempre el mundo mágico... El comienzo de esta película, hay que admitirlo, se hace algo lento hasta que llegan a Gringotts y vuelve la tensión y los movimientos bruscos. Hay infiltración, una vagoneta más inestable que las del Donkey Kong Country, traiciones, maldiciones y fugas a lomos de un maldito dragón. Bastante disfrutable y épico todo, aunque se empieza a notar el transfondo oscuro de la cinta. Pero bueno, después de un rato, llega el momento más esperado: ¡Que volvemos a Hogwarts, nen! Primero, parada obligatoria en Hogsmeade, la villa que apareció en la tercera película. Allí nos encontramos con que Dumbledore tiene un hermano, lo cual nos pilla a todos un poco por sorpresa. No es un personaje muy interesante tampoco pero es un buen detalle. Y es aquí donde asistimos a un reencuentro más que esperado de Harry, Ron y Hermione, primero con Neville y luego con el resto de sus compañeros y profesores. Resulta que, mientras Harry estaba ausente, Snape había tomado el control del sitio, con dos mortífagos peligrosos como hombres de confianza. La llegada de Harry y compañía causa revuelo y Snape huye, tomando McGonagall el control del sitio y preparando la ofensiva contra las cada vez más cercanas tropas de mortífagos. Éste es un momento bastante especial, ya que hay una mezcla de ilusión entre romper la rutina y hacer algo emocionante y miedo ante las fuerzas de Voldemort que el director consigue captar muy bien (destacar a McGonagall, más diva aún). Hay cierto momento que la película dedica a encontrar uno de los últimos Horrocruxes, que está en posesión de uno de los fantasmas que pululan por el castillo que, ciertamente, baja bastante el ritmo de la película pero no es especialmente molesto. Llega la Órden del Fénix y se prepara la gran batalla. Lo cierto es que, sí, cuando empieza es espectacular e indudablemente épica, con los personajes que ya conocemos siendo absolutamente geniales y sorprendiéndonos con sus habilidades. Luego, hay un momento en el Bosque Prohibido donde Harry se tiene que enfrentar a todos los mortífagos que lo intentan dotar de mucha oscuridad pero que, como en momentos aislados de la anterior película, produce el efecto no deseado de incredulidad ante tanta exageración. Y, sí, la escena con Dumbledore en el sueño es algo rara e incómoda pero todo sea por ver a Dumbledore otra vez. Mientras tanto, en el castillo, alguien se tiene que encargar de Nagini, la serpiente de Voldemort, [minispoiler] que resulta ser el último Horrocrux. Un poco spoiler, pero siempre supe que Neville era el verdadero héroe de la historia (de verdad que me gusta mucho el rol semiprotagonista del que goza en esta película). Se me había olvidado mencionar la que es, paradójicamente, la mejor escena de la película: resulta que, antes de ir al bosque, Harry habla con un Snape moribundo y, a través de un recuerdo suyo, presenciamos, probablemente una de las mejores curvas de redención de un personaje que he visto nunca. De verdad, precioso, genuinamente emotivo y absolutamente comprensible; Snape es un antihéroe fantástico. Volviendo a la harina, se produce la batalla entre Harry y Voldemort y, después de giros de guión aún más poco creíbles y enrevesados que en la anterior película, llega el verdadero final. (Mejor no mencionamos la escena del tren del final, que es muy cutre y sobra). Acabando ya la antigua saga, nos encontramos ante una película que no consigue enmendar los fallos de su predecesora (es más, algunos los agrava; como los graves problemas de ritmo o el guión desatado) pero tiene momentos tan especiales que compensan todo. Los buenos momentos son muy buenos y los malos, pues habrá que mirar hacia otro lado.

Nota: 8,5/10

Pues nada, con esto acabo de hablar de la saga de Harry Potter pero aún quedan por hacer artículos para el año que viene. A partir de la semana que viene, tendréis los especiales de 2018. Sin más que decir, os deseo un buen año 2019 a todos con muchas sorpresas y momentos inolvidables. Nos vemos pronto.

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