Dororo (escrito por Javi Lrriba)
Año de
emisión: 2019
Creador: Osamu
Tezuka
Director: Kazuhiro Furuhashi
Lugar de emisión: Tokyo MX
Póster:
Crítica
Primero de todo, he de pedir disculpas por lo poco atendido
que he tenido por mi parte el blog. Llevo casi 3 meses sin subir absolutamente
nada y también prometí que reseñaría algunas películas de los 80. Sin embargo,
este verano entre algunas tareas referente a los estudios y vacaciones y demás
he estado terriblemente ocupado, y casi no he tenido tiempo de ver de nuevas
dichas películas de las que prometí hablar, y mucho menos hacerles una reseña.
Dadas ya las disculpas que creo que merecéis (dadas también por adelantado,
pues este año dudo escribir casi nada para el blog por motivos de estudios)
hablemos de este anime. Primero me gustaría dar algo de contexto, aunque diga
que este anime es nuevo, realmente esto no es del todo cierto, ya que Dororo es
un anime del año 1969, y lo que vamos a analizar hay aquí es un reboot que se
le hizo a su anime por el 50 aniversario. No es muy común el hacer este tipo de
reboots en Japón, pero este es un caso especial, ya que el escritor del manga
(para quien no sepa, cómics japoneses en los que se basan la mayoría de los
animes) fue Osamu Tezuka. A muchos no os sonara el nombre, pero dejadme deciros
que Tezuka es para el manga lo que Walt Disney es para la animación occidental,
no los inventores de ambos medios, pero si quienes le dieron renombre y les
ayudaron a darle forma como medios de entretenimiento. Por tanto, veamos como
este clásico de los 60 se adapta a los tiempos que corren, comencemos.
La historia transcurre en el Japón feudal del siglo XI, más
concretamente en el Período Sengoku o de los estados en guerra, una época en la
que Japón estaba dividida en multitud de territorios en guerra, cada uno
gobernado por un clan diferente. El gobernante de uno de estos territorios,
Daigo Kagemitsu, está a la cabeza de un territorio destrozado por la guerra, el
hambre y la pobreza. En pos de remediar esta situación trata de hacer un trato
con 12 demonios en el que el sacrificaba algo a cambio de que su tierra gozase
de paz y prosperidad. En ese momento cae un rayo y deja una pequeña cicatriz en
la frente de Daigo, pero no parece ocurrir nada. No es hasta una semana más
tarde que el acuerdo se hace vigente. Cuando la esposa del señor feudal da a
luz a su primogénito vuelve a caer un rayo en las cercanías, y es en ese
momento en el que todos los allí presentes se dan cuenta que el niño había nacido
sin muchas partes del cuerpo, como los ojos, extremidades, orejas, piel… (Si en
esta serie existen demonios un niño en esas condiciones también es capaz de
sobrevivir, no cuestionéis mucho la lógica de ello). El padre entiende
inmediatamente lo que había pasado, los demonios habían cogido las partes del
cuerpo del niño, por lo que se alegra y ordena a la comadrona que se deshaga
del niño. La madre del niño intenta oponerse, pero Daigo la detiene diciéndole
que ya tendrá otro hijo y que gracias a aquel sacrificio sus dominios volverían
a ser prósperos. La comadrona por su parte se dirige al rio para deshacerse del
bebé, pero al verlo tan indefenso y vulnerable se apiada de él, por lo que no
lo mata, sino que lo deja una barca para que se lo lleve la corriente
(referencia tan sutil como un cártel con luces de neón).
La serie nos transporta bastante años después a otro pequeño
pueblo de Japón en el que vemos a un niño llamado Dororo, de más o menos 12 u
11 años tratando de vender cosas por la calle. Al principio parece un joven
inocente pero enseguida nos damos cuenta de que se trata de un pícaro
ladronzuelo cuando unos matones mucho mayores que él le empiezan a perseguir
para que les devuelva la mercancía robada. Al principio escapa con agilidad de
ellos, pero estos acaban arrinconándole y dándole una paliza a las orillas de
un río. En ese momento todos ellos se percatan que sobre el puente había un
chico misterioso de aproximadamente 17 años mirando fijamente a una amalgama de
algas que se acercaba por el río. Pese a tener facciones humanas el joven
parecía casi como un robot, un rostro completamente inexpresivo y un silencio
casi sepulcral le acompañaban. Inmediatamente después salta de debajo de las
algas un demonio bastante grande que
ataca y destruye todo a su paso. El demonio mata a los matones que estaban
atacando a Dororo, y casi lo mata a él chico sino fuese porque el otro
transeúnte le salva. La peculiaridad de esto es que no ataca al demonio con una
espada cualquiera, sino con unas espadas que le salían de los brazos, los
cuales eran en realidad prótesis de madera. Tras una batalla de samurái contra
monstruo en la que el presupuesto de la serie se hace ver, finalmente acaba con
el demonio. Parece no ocurrir nada, pero momentos después el chico misterioso
empieza a estremecerse hasta que se le cae una máscara de la cara y vemos como
le empieza a crecer piel encima de los músculos de la cara. El capítulo acaba
aquí, no sin antes mostrarnos como una de las estatuas de los 12 demonios se
hace pedazos.
Esta es la premisa básica de la historia, de aquí en adelante
la serie transcurre en su totalidad de una forma episódica. Narra el viaje este
misterioso personaje, y de Dororo que decide acompañarle, por Japón luchando
contra demonios. Como supongo que ya os habréis dado cuenta, el adolescente de
17 años es el hijo de Daigo llamado Hyakkimaru, el cual sobrevivió y ahora
busca recuperar las partes de su cuerpo que le fueron arrebatadas, las cuales
consigue una a una tras matar a un demonio. Lo curioso de este personaje, es
que por casi la primera mitad de la serie no muestra emoción o personalidad
alguna, debido a su incapacidad de sentir o expresar casi nada. Esto podría parecer un punto negativo, pero
la serie consigue no verse afectada por esto gracias al personaje de Dororo,
que consigue traer un gran carisma y entretenimiento a la serie. Por su parte,
es muy gratificante ver como Hyakkimaru empieza a desarrollar una personalidad
poco a poco, y como este interactúa con Dororo. La relación entre estos dos personajes
es el punto más fuerte de la serie con diferencia.
Otro aspecto muy positivo de la serie es el realismo y
crueldad de su ambientación. Si quitamos
a los demonios y el hecho de que las prótesis de Hyakkimaru sean imposibles en
la vida real, el resto de la obra está impregnada por un crudo realismo. El
periodo Sengoku fue quizás la época más sangrienta del país nipón; guerras
constantes entre señores feudales, hambruna y epidemia, un dominio total por
parte de los samuráis. El mejor ejemplo y el más duro de esto es un personaje
secundario que parece solo en unos pocos capítulos llamado Mio. Ella era una
chica de 18 años que cuidaba de huérfanos de guerra con bondad y cariño, casi
como si fuera su madre. En cualquier otra serie esto quedaría simplemente así,
pero en este anime vemos la forma en la que es capaz de obtener suficiente
dinero para los huérfanos es mediante la prostitución. Para más inri, cuando
empieza a trabajar en dos campamentos de soldados diferentes para conseguir más
dinero unos soldados la siguen y la matan a ella y a todos los huérfanos por
creer que ella era una espía del enemigo. Momentos así son los que elevan la
serie para mí un poco más arriba que los animes del montón.
En resumen, para mi esta serie pese a no tener el argumento
más elaborado o complejo, destaca por tener unos personajes muy interesantes y
entretenidos de ver interactuar, una buena animación, y una ambientación como
pocas veces antes vistas en el anime.
Nota: 8/10
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