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Zombieland y Shaun of the Dead o Especiales Halloween 2019 (III)

No hace ni un mes que decidí ver Zombieland (sé que el título en español es diferente pero ya que voy a llamar a la otra película de la que voy a hablar por su título original para evitar mencionar esa aberración de título en "español" que le pusieron, la llamo a esta por su título en inglés y así ahorro palabras) para ir al cine a ver la segunda parte con algo de conocimiento de causa. Tenía buenas críticas y me la pasé muy bien viéndola, así que tenía la idea fija de hablar de ella aquí esta semana, pero, sin embargo, la película es relativamente corta y tampoco tenía muchísimas cosas que comentar. Después de pensarlo un buen rato, caí en la cuenta de que todavía tenía pendiente el visionado de una trilogía que llevo años queriendo ver: la conocida como Trilogía del Cornetto de Edgar Wright (el director de Baby Driver y Scott Pilgrim contra el mundo) con Simon Pegg y Nick Frost. Resulta que la primera película de esa trilogía es también cortita y pertenece al mismo género que la primera, que yo considero que se trata más de una comedia con zombies que de una parodia de las películas de zombies en sí. Vi la película de Wright, también me lo pasé muy bien y voy a aprovechar para combinar dos reseñas cortas en este artículo en el que voy a comparar estas dos películas y cómo afronta cada una este (curioso cuanto menos) género. Sin más dilación, voy a empezar con la película más reciente.

Zombieland y Shaun of the Dead

Años de estreno: 2009 y 2004
Otras películas interesantes estrenadas ese mismo año: Los mundos de Coraline, Star Trek, Ángeles y demonios, Avatar, Up, Sherlock Holmes, Dawn of the Dead, Eternal Sunshine of the Spotless Mind, Harry Potter y el prisionero de Azkaban, Shrek 2, Spider-Man 2; Yo, robot
Pósters:
   Resultado de imagen de shaun of the dead poster   Resultado de imagen de poster zombieland                                                

Zombieland:

No hace falta, yo creo, que vuelva a explicar por qué la película de Venom es horrible, ya que ya me explayé debidamente cuando hablé de los estrenos del 2018. Pues bien, el director de esa pesadilla (ya que estamos en Halloween, me atrevería a decir que es terroríficamente mala), si bien había perdido la forma con los años, presentó esta como su primera película oficial allá por 2009. Con el que era, de aquella, un reparto mucho menos conocido de lo que es ahora, consiguió que la crítica y el público la aclamaran como una película con mucho más humor, talento, criterio e inteligencia que las parodias que, de aquella, asolaban los cines (películas como la saga de Scary Movie o Casi 300 por decir algunas; de hecho, ese mismo año salió Spanish Movie, que era una parodia a lo la saga antes mencionada de películas españolas conocidas de esos años).

En un futuro cercano, la transmisión de un virus ha transformado en zombie a la mayoría de la población estadounidense (el país pasa a conocerse como Zombieland) y un bala perdida universitario cuya rutina diaria consiste en comer comida basura y jugar al World of Warcraft sobrevive a este apocalipsis aplicando cuidadosamente una serie de reglas que se ha memorizado sobre cómo minimizar las probabilidades de ser mordido por un no muerto. Lo primero que se le ocurre es dirigirse hacia Columbus, Ohio, para ver qué ha sido de sus padres y, una vez estrella el coche en el que iba, se ve forzado a ir andando. Al poco tiempo, se encuentra con un tío duro que parece haber evadido los zombis con mucho éxito. Después de perder su cachorro a manos de los zombies, lo único que lo motiva es encontrar cierto dulce de crema que le transporte a esos buenos momentos pre-acopalipsis. Juntos llegan a un acuerdo para acompañarse y ayudarse el uno al otro y, ya que él se dirige hacia Tallahassee (Florida), deciden apodarse usando los nombres de sus destinaciones. En busca del pastelillo este, llegan a un supermercado donde se ven emboscados por dos supervivientes que consiguieron convencerles de que les diesen las armas al fingir que una de ellas estaba ya infectada. Éstas, llamadas Wichita (Kansas) y Little Rock (Arkansas), roban su vehículo y se dan a la fuga. Los dos protagonistas no tardan mucho tiempo en alcanzarlas, solo para ser emboscados otra vez. Sin embargo, Columbus, usando el diálogo y el sentido común, consigue convencerlas de que viajen juntos los cuatro. Ellas parecen estar de acuerdo y sugieren dirigirse hacia Pacific Playland, un parque de atracciones al que habían ido ellas de pequeñas en Los Ángeles que, aparentemente, está totalmente libre de zombies...

La película empieza con un montaje que simula diferentes situaciones en las que la lista de reglas de Columbus tienen especial relevancia. Es brutal cómo la voz en off y narrador de la historia moldea la película a su antojo, incluye fragmentos varios de gente que no ha tomado las preocupaciones debidas y muere a manos de los zombies (el del campo de fútbol es buenísimo y establece que el humor negro no va a ser algo de lo que se sientan escandalizados y van a usarlo todo lo que puedan). Después de la corta escena en la que se encuentra con Tallahassee, salta a un flashback de cómo vive él el comienzo de la infección zombie. Esta es una de las mejores escenas de la película, por cierto. Entra su crush corriendo en su casa atemorizada asegurando que un vagabundo la ha estado persiguiendo y la ha mordido. Él la calma, pero cuando despierta al día siguiente, se encuentra con alguien que ya no es "la de la 406" (geniales algunos comentarios de la voz en off) y que quiere comerle, pero no precisamente la boca, sino el cerebro. Lo que sigue es una divertidísima y genial rodada escena en la que intenta escapar de ella por toda su casa, atacándola con diversos objetos cotidianos. Da un poco de miedo, pero la comedia predomina en una escena original que es toda una declaración de intenciones. Cuando llegan al supermercado de los twinkies, también se produce una genial escena de pelea en la que Columbus y Tallahassee se unen para acabar con los zombies con las armas más bestias que encuentran por ahí. La inclusión de los dos personajes femeninos se da con una escena tensa cuando fingen que Little Rock está infectada y realmente el giro de su verdadero plan pilla un poco a los protagonistas y al público de sorpresa, ya que en verdad es una idea bastante ingeniosa.

Ellos salen tras ellas mientras que Tallahassee expone su rabia por haber perdido un coche al que le tenía mucho cariño. Aquí, en verdad, llega otra cosa que la película hace de manera muy inteligente y es que la película analiza, a través de los diferentes personajes, maneras diferentes de cómo el pueblo americano reacciona a las cosas. Tenemos a las chicas, que optan por una solución inteligente y desconfiada, pero egoísta; ya que dejan a personas abandonadas a su suerte en un mundo así con tal de poder sobrevivir ellas dos. Columbus es alguien sensato que ha conseguido obtener un manual de instrucciones para sobrevivir a la hecatombe pero tampoco va a salir de esa garantía y eso incluye no ayudar a la gente en distintas ocasiones, es efectivo pero cobarde. Luego está Tallahassee: un hombre de costumbres. Está afectado por la pérdida y, de hecho, le ruega a Columbus que no le de su verdadero nombre para no encariñarse con él en caso de que alguno de los dos muera. Parece un tipo duro, pero en verdad es alguien a quien le afectan mucho las cosas más insignificantes: en medio de un apocalipsis con miles de coches vacíos a su disposición y le da una pataleta tremenda cuando le roban SU coche. Es como un niño y, de hecho, lo único que quiere es un dulce. Y, como crío que es, es tremendamente irresponsable e inconsciente. En pleno apocalipsis zombie, generar mucho ruido y perder balas a lo tonto es una sentencia de muerte. Pues lo único que lo calma cuando le roban el dichoso coche es disparar balas al aire mientras grita de frustración. Resumiendo, es un niño sensible con apariencia de tipo duro, tremendamente irresponsable e inconsciente. Pues así nos va: los que han sobrevivido pueden ser sensibles o pasionales, pero lo que predomina en ellos es la desconfianza, el egoísmo, la cobardía, la irresponsabilidad y la más pura inconsciencia. Un terrible pero real retrato de nuestra sociedad, si se ve en una situación de vida o muerte. Porque, siendo honesto, ¿quién es un héroe perfecto de Hollywood especialmente en un acontecimiento de tal tensión? Todos somos perfectos antihéroes y, quizás, deberíamos de ser más conscientes de ello.

Bueno, no quiero que se eternice. Voy a saltar de aquí a la mejor parte de la película, solo mencionando el genial gag de las manos en el volante y lo gracioso de que les asalten por segunda vez y otra vez no se lo vean venir. Pero saltemos a la joya de la película, la parte que consigue ser una genial comedia y desarrollar a los personajes de manera satisfactoria. Resulta que, claro, de la que van a Los Ángeles, atraviesan Hollywood y deciden parar ahí a petición de Tallahassee. Ya es genial cuando paran a por un mapa y les ataca el zombie de alguien disfrazado de Chaplin. Pero es que el mayor del grupo decide que acampen en la casa del maldito Bill Murray (El día de la marmota, Los Cazafantasmas, Lost in translation...). Los personajes aprovechan para divertirse a lo grande y empiezan a interactuar entre ellos. Esto ya roza la maravilla cuando la película juega a hacer creer que Bill Murray zombie va a atacar a los protagonistas. Y, bueno, lo que viene a continuación es una muestra de comedia brutal que tampoco voy a describir porque es demasiado bueno como para que os enteréis así de primeras. Vedla y ya está.

Ya para el final de la película, las chicas traicionan a los protagonistas por segunda vez y llegan al parque de atracciones tras haber robado el vehículo. Efectivamente, allí no hay zombies y, cegadas por la felicidad, encienden las atracciones para divertirse, sin darse cuenta de que las luces y el ruido llevan ahí a todo zombie a kilómetros a la redonda. Tras una tensa y buena escena en la que tienen que escapar de los zombies, acaban en lo alto de una atracción sin balas. Justo llegan Columbus y Tallahassee para salvar la situación. A todo esto, [gran spoiler], se revela que Tallahassee perdió a su hijo, no a un perro; lo que le da más profundidad a su personaje. Pues nada, todo acaba con una estelar secuencia de acción en la que se van librando de todos los zombies incluyendo una conseguida escena en un túnel del terror en la que los guionistas recuerdan de repente que algo de miedo esta película tendría que dar y una hilarante escena con un payaso zombie. Entre todos salvan la situación, Tallahassee consigue el dichoso dulce y todos aprenden una valiosa lección: que, a veces, trabajar en equipo es la única manera de solucionar una situación, que, a veces, hay que romper nuestras propias reglas y salir de la zona de comfort para ayudar a los que nos importan y que hay que disfrutar de las pequeñas cosas. Forman una especie de familia disfuncional y se alejan en búsqueda de nuevas aventuras.

Me temo que en esta última parte, la película flojea un poco: era complicado superar el momento cumbre en la mansión de Murray y tampoco ayuda que el humor visual con las reglas de Columbus apareciendo en la pantalla y demás desaparezca casi del todo o que el mensaje, si bien es importante, choque un poco con lo gamberra que ha sido el resto de la película. Si bien aporta buena acción y una buena ambientación, el final es una oportunidad desaprovechada para dar un final más adecuado a esta loca historia. Digamos que es demasiado convencional.

En resumen, esta película hace gala de un sentido del humor visual muy fresco, con algunos chistes negros que le aportan mucho gamberrismo; está muy bien actúada y cuenta, con mucha acción y unas interacciones interesantes entre unos personajes que representan perfectamente cómo reaccionaría de verdad esta sociedad del siglo XXI a una cosa así. Una película que nos recuerda que la redención siempre es posible y que, a veces, escaparse de todo con malas artes no acaba siendo la mejor solución. Si bien no todo el metraje es igual de interesante, el ritmo a veces decae su mensaje azucarado para una película tan poco correcta no estropea una película divertida y original que deja con ganas de más.

Nota: 7,9/10


Shaun of the Dead:

En el año 99, Simon Pegg (un actor británico conocido por haber participado en los 90 en series que tuvieron buena recepción entre el público inglés) creó y protagonizó junto a Nick Frost una sitcom titulada Spaced dirigida por Edgar Wright que conectó dos milenios al acabar en el 2001 con una muy considerable cantidad de fanáticos detrás. Tanto éxito tuvo y tan satisfechos quedaron todos que Wright (que, de aquella, era un director muy poco conocido) decidió realizar un nuevo proyecto encabezado por Pegg y Frost. Sin embargo, esta vez, eso se iba a proyectar en pantalla grande. La idea era relativamente sencilla: hacer algo basado en Dawn of the Dead del 71 de George A. Romero justo el mismo año que salía su remake. Sin embargo, esto quiso hacerlo como una gran comedia de humor inglés (recordemos que los protagonistas son una pareja de cómicos) y, como el protagonista se llama Shaun, pues la película se llama Shaun of the Dead. El resto es historia: la película lo petó, el género de zombies sufrió un poco unos años por las terribles palizas paródicas que le propinaba esta película, el no tan normalizado humor inglés cogió mucho popularidad, al idea que Edgar Wright como director, que decidió no contento con esto filmar otras dos películas de géneros diferente a esta en el que Pegg y Frost protagonizaban, pero en la piel de unos personajes diferentes cada vez. De hecho, lo único que se repite en las tres películas aparte de los actores protagonistas es la presencia de un estúpido helado. La trilogía del Cornetto se compuso de esta película, Hot Fuzz (2007) y The World`s End (2013). También Wright ha dirigido películas estadounidenses bastante conocidas como Scott Pilgrim Vs. The World (2010) y Baby Driver (2017). Pero bueno, estamos en la época en la que estamos y toca empezar por el principio. Analicemos el debut como director de cine de Edgar Wright con Shaun of the Dead.

La película empieza en un pub típico inglés en Londres llamado el Winchester en el que vemos como la relación de Shaun (Pegg) con su novia empieza a tambalearse, ya que ella le acusa de no organizar nunca nada en condiciones y siempre invitarla al mismo sitio zarrapastroso en el que además están acompañados del mejor amigo de él, Ed (Frost), un vago que se pasa el día jugando a videojuegos y juegos de azar y ocupando el piso que Shaun comparte con un tal Pete, que los odia. Las cosas no van tampoco muy bien con su madre, ya que se ha distanciado algo de ella por no soportar a su padrastro Phillip y tiene un trabajo como encargado en una tienda de electrodomésticos que tampoco lo llena demasiado. Pero el mayor problema está por llegar: un virus se está expandiendo rápidamente por la ciudad convirtiendo a todo el mundo en zombies. Shaun y Ed llegan a la conclusión de que lo mejor que pueden hacer es intentar rescatar a la exnovia del primero, Liz, y a su madre, intentar arreglar las cosas y llevarlas al sitio más seguro que conoce que, cómo no, es el Winchester.

Bueno, el argumento de esta película es similar a la de Fleischer pero, una vez vistas ambas, solo puedo decir que son dos películas muy diferentes en especial con respecto a las diferencias culturales y al planteamiento.

Es bastante clave aquí las diferencias entre las dos protagonistas: Columbus es un chico algo asocial que no se integra en la sociedad por decisión propia y esto propicia unos momentos cómicos bastante tronchantes, a decir verdad. El resto de protagonistas tampoco ayudan a desmentir la idea de que estos personajes parecen bastante más individuales que gregarios, en el sentido de que no da la sensación de que salgan cada día a trabajar, a hacer la compra, que sean personas del día a día que te puedas encontrar cualquier día por la calle e, incluso si lo son, la película tampoco juega con eso y, ya que tienen que escapar y renegar de las ciudades, estos actúan más como individuos que representan comportamientos que como personas del día a día que (como diría el Joker) vivan en una sociedad. Wright juega a todo lo contrario y, de hecho, la tesis de la película depende de ello.

Shaun tiene siempre la misma rutina diaria, como miles de londinenses y ciudadanos universales: se levanta, va a la tienda de la esquina a comprar algo, se monta en un autobús para ir al trabajo y regresa, encontrándose siempre a las mismas personas a la misma hora y siempre con la misma expresión corporal: una mezcla de sueño, hartazgo, falta de interés y falta total de todo tipo de pensamiento o reflexión. Porque la sociedad nos hace así: unos seres mecánicos que hacen todo el rato lo mismo, sin ningún tipo de emoción ni inteligencia. Unas carcasas currantes vacías. Y la pregunta que se hace la película es: y ¿la sociedad no nos hace un poco ser zombies? Cuadra: seres que hacen todo el rato lo mismo sin ningún tipo de emoción ni pensamiento. Y, para demostrar esto, la película nos lo muestra en unas escenas iniciales demencialmente graciosas, pero terriblemente ciertas. Shaun va el día del brote a trabajar y no nota nada lo suficientemente extraño para que le llame la atención: se encuentra con personas que no tienen buena cara ni pinta de estar felices ni hablan siquiera y se mueven torpemente, pero es que eso es lo que ve todos los días. Es genial cómo los infectados se multiplican y él no pone ni la más ligera mueca de sorpresa. También ayuda a esto el hecho de que, al contrario que en Zombieland, los zombies aquí son como los clásicos: son torpes y se mueven lentamente, que para algo está basada en un enfoque diferente a una película de los 70. De hecho, se le cuela una zombie en el patio trasero de su casa y cuando se le acerca tanto piensa que quiere algo con él y no reacciona hasta que le intenta morder, empujándola hacia atrás y matándola accidentalmente, solo para darse cuenta de que vuelve a levantarse para proseguir con su tarea en una escena genial. De hecho, el día anterior se encontraron con un no-muerto a la salida del pub y tan borrachos estaban que se ponen a jugar al karaoke con sus gruñidos. Es posible que no me esté explicando del todo bien pero para entender verdaderamente la genial comedia de esta película hay que verla, ya que juega mucho con las expectativas del espectador y los personajes demostrando su inutilidad manifiesta una y otra vez.

Otra cosa que cambia por la influencia de la cultura es las armas: en el Estados Unidos de Zombieland, como en el actual, una elevada proporción de la población tiene armas de fuego o fácil acceso a ellas y los personajes principales consiguen armas cada vez más potentes en cuestión de horas. Esto en Europa no se aplica: en la Inglaterra de los 2000s nadie poseía un arma de fuego y los personajes improvisan para defenderse usando vinilos (gran escena), un palo de cricket o un stick de hockey hierba. De hecho, cuando llegan al Winchester se encuentran con el fusil que le da nombre al local es de verdad y casi nadie sabe manejarlo. El último cambio tiene más que ver con la manera de ser a uno y al otro lado del charco. En Zombieland, los personajes se refugian en parques de atracciones, grandes supermercados y lujosas mansiones; parajes que la continua publicidad indirecta del capitalismo hace que los personajes asocien con lugares seguros en los que no le puede pasar nada malo. Shaun es, sin embargo, un chico de barrio. El sitio al que él va por puro instinto y que asocia con seguridad no es otro que el antro que es testigo diario de sus dramas, sus problemas y sus conversaciones más profundas: el Winchester. La importancia de los pubs es algo trascendental en las islas británicas y otra gran "parodia" que los homenajea es la imprescindible Kingsman: Servicio Secreto. Es una manera diferente de verlo que nos abre los ojos y nos recuerda que hay diferentes maneras de ver las cosas.

En otros sitios, los comportamientos habituales de los personajes de las películas de Hollywood son solo eso, cosas de películas. Y cuando algo grande depende de alguien normal, de barrio, hay que pensar que la ficción en estos casos supera a la realidad. El supuesto héroe aquí intenta saltar una valla bien y no puede (gran escena también), se derrumba emocionalmente con frecuencia y, por momento, parece más preocupado por sus movidas internas que por los zombies en sí mismo. [Spoilers de aquí en adelante] Shaun intenta sacrificarse por los demás y se ve obligado a hacer ciertos sacrificios dolorosos, pero al final acaba siendo igual de desastre, consigue recuperar a su novia de rebote y sigue jugando a los videojuegos con Ed que es un zombie pero, ni que hiciera mucho más antes. De hecho, la ciudad tampoco cambia después de tales acontecimientos y utilizan a los zombies para trabajos mecánicos y aparecer en programas chorras de televisión, siguiendo todo prácticamente como estaba porque esto funciona así: el show debe continuar y ni siquiera una invasión zombie va a conseguir cambiar el sistema. Los trabajadores son peones y se pueden cambiar con facilidad y los zombies no cobran: no veo fisuras aquí.

Y, bueno, me he venido un poco arriba con tanta reflexión y se me ha olvidado comentar la segunda mitad de la película. Pues nada, Shaun y Ed planean cómo rescatar al personal y van cambiando el plan por pequeños detalles, generando en una escena que demuestra no solo calidad cómica sino también una edición inteligente que aporta bastante a la película. Rescatan a la gente a duras penas y se ponen en marcha. Deben abandonar el coche y llegar al pub a través de varios jardines. Para seguir exponiendo aún más las absurdeces habituales de este género, se encuentran a un grupo de supervivientes que es exactamente igual al suyo por algún motivo (con cameo de Martin Freeman incluido) y pasan de ellos y siguen como si tal cosa (graciosísimo). No hace falta que vuelva a remarcar que el momento valla me hizo reír como no había reído en mucho tiempo. Otro highlight es cuando atrapan a un zombie y una hace un tutorial de cómo hacerse pasar por ellos para pasar desapercibidos de la que llegan al local (brutal el momentazo de la madre). Llegan al pub y, bueno, como en la anterior, la película flojea un poco en este momento, no por nada sino porque cambia algo de registro. Entiendo que estaban en una situación complicada y que algo malo tenía que pasar, pero el humor desaparece casi por completo y la acción y el drama se apoderan de la película. La tragedia llega muy de repente y tampoco habíamos tenido muchos momentos así, lo cual hace que sea un poco brusco pero la magnífica actuación de Pegg hace que nos metamos bastante en lo que nos está contando. La acción, para el poco presupuesto que tiene la película, está muy bien pero se siente esta parte en el pub como si la película se hubiese convertido en parte en esas cintas de las que se estaba riendo a carcajadas: muy americano, el realismo se pierde un poco. Pero el final final casi compensa, porque muestra que incluso si el protagonista sigue el trilladísimo camino del héroe, hay cosas que van a seguir igual.

Resumiendo, esta es una película con una comedia brillante y para nada forzada, unas muy buenas actuaciones y que consigue sorprender siempre al espectador que, a pesar del final un poco desvirtuado, se apuntaría a otro viaje como este en cualquier momento. Es inteligente y desarma a las películas del género exponiendo lo absurdo de algunas de sus características, al mismo tiempo que detalla lo cruel e implacable del sistema a través de la mirada de personajes de verdad que no son perfectos ni lo serán, dotando a la película de gran realismo y una muestra de estilo indiscutible. También ayudan la inteligente edición y la más que decente acción en contraposición con el escaso presupuesto de la película a cementar un clásico instantáneo que, a base de talento y perspicacia, desarma al espectador con una película incuestionablemente divertida sin dejar de ser ácida y reflexiva. Una confirmación del talento de Wright, que traerá grandes cosas.

Nota: 9,2/10

Esta fue la tercera parte de los especiales de Halloween de este año en el que intenté analizar dos películas que, cada una a su manera, se ríen y distorsionan un género que, durante años, fue muy explotado y que ha marcado el terror de una manera imborrable. La verdad es que acabó llevándome bastante más tiempo y trabajo de lo que pensaba y he tenido que acabar subiendo esto hoy domingo, último día de la semana. Pues bien, tenía pensada una cuarta parte de este especial y me temo que, como esta me exigió mucho, la cuarta va a tener que esperar hasta la semana que viene, rompiendo un poco las reglas y el sentido de este especial pero a mi me apetece hablar de ello igualmente y ya está. Casualmente, esta cuarta parte tiene también que ver con Winchester, mira tú por donde. Pues eso, que la semana de las almas terminó ya pero la temática paranormal en este blog, Esperad la cuarta parte de este especial la semana que viene y el especial de premios cinematográficos a lo largo de este mes. Sin más, hasta otra.

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